domingo, 30 de octubre de 2011

EL VENDEDOR DE ANAFRES

un microrrelato de Paqui Castillo Martín
nesyscience.blogspot.com





Había una vez un cierto vendedor de anafres que vivía en el desierto. No tenía más amigos que el viento y las nubes y, de cuando en cuando, algún que otro pájaro que él alimentaba de su propia boca con dátiles y almendras. Pero cuando llegaba el crudo invierno, el vendedor de anafres volvía a quedarse a merced de sus recuerdos. Cuanto más solo estaba, más fecunda era su imaginación, y más soñaba con volver a ver aquellos pájaros cuyas imágenes en barro con sus manos moldeaba y colgaba en el techo de su jaima, una sencilla construcción que agitándose se estremecía bajo los vendavales de arena y tiempo. Cuando pensaba en ellos, el  vendedor experimentaba una sensación de sereno gozo, de calmada esperanza, que se mezclaba a menudo con las cálidas lágrimas de nostalgia que a veces irisaban sus pupilas. Esperaba una respuesta de aquellos muñecos de adobe, mas nunca una palabra salió de sus picos envanecidos, hasta que una mañana resplandeciente volvieron las verdaderas aves a piar clamando la comida de la boca del vendedor de anafres, que se había quedado ciego de mirar al sol para otear en el horizonte alguna huella de sus amigos, los pájaros de la calima...

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