domingo, 1 de abril de 2012

LA ESFINGE

Un poema de Paqui Castillo Martín

Enterré la aurora con mis manos,

y de su pálido cadáver brotó la sangre,

borbotones de rosas incendiarias

que aullaban en la noche.

Y de su espectro, trasiego inacabado

de amargas horas,

ácimas como piedras de lava,

precipitóse en el abismo un rumor

primero sordo, mas nostálgico,

quizás sórdido, ingrato,

aquel deseo escondido

en cárceles de amor amanerado

que jamás se derramaron

en el undoso mar del implacable clímax.

Asesina de la turba,

manchada de rojas gotas frescas

bebidas con deleite,

perseguía ciega como Edipo

mi periplo hacia Tebas,

olvidada del mundo,

quizás disfrazada de alguien,

máscara y quimera, ramera entonces,

vileza de masacre,

corazón acusador nunca latido,

hálito de tísica,

deleznable átomo

de corruptible materia,

esperanza atravesada por la faca

de algún galán inoportuno

abriendo a dentelladas

las alcobas vacías,

discreta tregua,

marca de agua

en la cama del amante,

apenas una décima de segundo

acariciando sus dedos dormidos

mi cuerpo insensible y trágico de esfinge.
Fuente ilustración:  http://www.ecured.cu/index.php/Esfinge

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Buscar este blog